Ruta da Pedra e da Auga

Esta es sin duda mi ruta favorita en las Rías Baixas. Se trata de la PR-G 170 Ruta da Pedra e da Auga que transcurre entre los municipios de Meis y Ribadumia.

Un entorno mágico que fusiona naturaleza y patrimonio. De hecho forma parte de la Variante Espiritual del Camino Portugués.

  • Distancia: 6,8 km
  • Duración: 1 hora 30 minutos
  • Recorrido: Lineal
  • Dificultad: Fácil

Durante 6,8 km recorre bosques de ribera y senderos de tierra que serpentean el río Armenteira en el que encontraréis más de 50 molinos. Esta ruta era utilizada por los romeros que ascendían hasta el monasterio de Armenteira los lunes de Pascua para honrar a la «Virxe das Cabezas». La tradición dice que hay que asistir a misa con una imagen de cera sobre la cabeza como muestra de agradecimiento ya que a la Virgen se le atribuyen dotes curativas para males y dolencias de la cabeza.

Si queréis desconectar, ya sabéis 😉

Cómo llegar

La senda se puede hacer desde ambos lados. Si la hacéis desde el monasterio de Armenteira (que es mi parte favorita) será cuesta abajo pero luego tendréis que volver. Si la hacéis desde Ribadumia comenzaréis en ascenso y la vuelta será más ligera.

Para hacerla desde abajo, la senda comienza en la rotonda de la VG 4.2 que una la AG-41 con Cambados. Si la hacéis desde arriba podéis dejar el coche en las inmediaciones del monasterio.

También es posible hacerla en bicicleta ya que hay un tramo habilitado para ello.

Aldea labrega

Más o menos en mitad de la ruta podéis ver figuras de los elementos más característicos de la etnografía gallega que la «Escola de Canteiros da Deputación de Pontevedra» ha recreado en piedra.

Bajo el nombre de «Aldea Labrega» encontraréis una iglesia, un lavadero, el característico hórreo, animales como el cerdo y alguna que otra mujer lavando en el río.

En esta zona también hay un área recreativa y un bar donde podemos hacer la paradita del plátano y reponer fuerzas.

Monasterio de Armenteira

Ero, caballero de la corte de Alfonso VII estaba casado pero no tenía hijos. Esto causaba un gran dolor para él y para su esposa por lo que a través de la Virgen María pedían a Dios un heredero.

Una noche, ambos tuvieron un mismo sueño: la Virgen les aseguró que era voluntad de Dios que tuvieran muchos hijos espirituales. Por ello decidieron fundar dos monasterios.

Ero solicitó monjes cistercienses a San Bernardo de Claraval, quien envió cuatro monjes. Pasado un tiempo, Ero se convierte en Abad.

Un día que se encontraba sumido en dudas sobre el más allá, inquieto, pasea fuera del monasterio hasta que escucha el canto de un pajarillo. Cuando este canto acaba y regresa al monasterio, ya nada es igual y todos los monjes que conocía han sido sustituidos. ¡Habían pasado doscientos años!

Desde 1989 está habitado por una pequeña comunidad de monjas cistercienses que, además de hacer una magnífica labor de conservación, cuentan con una amable hospedería y realizan jabones artesanales con propiedades naturales a base de hierbas aromáticas, flores y plantas para su posterior venta.

Podéis conocer más sobre la historia de este lugar, solicitar hospedaje o adquirir alguno de sus jabones naturales en la página oficial del Monasterio de Armenteira.

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