En la localidad pontevedresa de Cangas del Morrazo se encuentra un lugar rodeado de acantilados de infarto, playas vírgenes y leyendas sobre monstruos marinos conocido como costa da Vela o Soavela.
En esta ruta de poco más de 8 km disfrutaremos de increíbles atardeceres con vistas privilegiadas a las islas Cíes y Ons. De las rutas más bonitas y sencillas de las Rías Baixas.
Cómo llegar
La senda comienza en el mirador de la Caracola de Donón conocida como «A Buguina» desde donde tenemos una bonita panorámica con las islas Cíes a la izquierda y las islas Ons a la derecha. Querréis hacer mil fotos pero os recomiendo parar aquí al atardecer. La puesta es ESPECTACULAR.
A partir de aquí os encontraréis con una preciosa senda costera en la que siempre bordearéis el mar y sus escarpados acantilados.
Como no podía ser de otra manera, este lugar también tiene su leyenda justificando las tragedias ocurridas durante siglos y es que los marineros anunciaban que existía un monstruo más grande que 140 elefantes y con afilados dientes que en los días de tormenta salía de las aguas devorando todo lo que encontraba.
Cuentan los supervivientes que un día un guerrero llamado Oridón decidió enfrentarse a él. Tras muchos intentos descubrió que el monstruo tenía aversión a la luz solar y ayudado por su escudo logró petrificarlo quedando únicamente a la vista sus púas afiladas convertidas en rocas a día de hoy.
Cuidado con despertarlo…
Y no hay acantilado que se precie sin un faro para avisar al navegante de que ha llegado a costa. Pues en esta ruta no hay un faro sino ¡tres!. Todos distintos y con su encanto.
El primer faro al que se llega es el conocido como Faro de Cabo de Home. Este es el extremo más occidental de la costa donde se manifiesta la fuerza del mar chocando con los escarpados acantilados. Hay gente que se aventura a bajar hasta el en los días de temporal, pero siempre desde zona segura. No tengo que recordar el peligro que puede acarrear ser demasiado intrépido y que la fuerza del mar no es ninguna broma😉
Muy cerquita de este ya avistamos el segundo faro, Faro de Punta Raboleira, destacando por su color rojo indicando el PELIGRO⚠️ de la zona ya que en los días de temporal este punto se ve sobrepasado por las olas. Desde aquí las vistas a las islas Cíes son impresionantes. Parece que pudiéramos tocarlas.
Continuamos por el sendero y pronto nuestros ojos se tornarán ojipláticos al descubrir lo que se esconde tras la vegetación: la virgen y cristalina playa de Melide. Aquí aprovechamos para hacer la paradita del picnic ya que estábamos completamente solas. Únicamente tuvimos la compañía de una marta cruzando por la playa. Es normal ver este tipo de animales ya que el lugar esta rodeado de bosque y el único acceso es una pista de tierra. Sin palabras ¿verdad?
Para llegar al tercer faro, Faro de Punta Subrido, hay que bordear la playa pero esta vez no será por la costa sino que nos adentraremos en el monte siguiendo una pista forestal entre los pinos.
Ya que estáis en la zona no podéis perderos el O Facho de Donón donde se encuentran restos de un antiguo poblado castrexo y sirve de balcón al océano Atlántico con una espectacular panorámica de las Rías Baixas y las islas Atlánticas.
Para llegar hasta él tenemos que partir también desde la caracola de Donón pero esta vez hacia el lado derecho.
Hay que subir una empinada cuesta andado pero merecerá la pena.